SOLTARSE DE LAS PEQUEÑAS COSAS


SOLTARSE DE LAS PEQUEÑAS COSAS


Cuando logramos soltar las preocupaciones por las cosas que no son tan importantes podemos prestarle más atención a lo que realmente sí lo es.

Vivir también implica afrontar desengaños. No se cumplen nuestras expectativas, se traban nuestros planes por diversos motivos, no se cumplen nuestros deseos, y descubrimos que nuestras vidas están sujetas a de fuerzas que van más allá de nuestra posibilidad de control. 

En algunos casos, nuestra respuesta requiere mucha fortaleza porque debemos invertir mucho de nuestros recursos emocionales para superar los inconvenientes. En otros casos, nuestras reacciones son mucho más pasionales de lo necesario. La tensión que se acumula en nuestro cuerpo y nuestra mente, es esperable dentro de un contexto estresante, pero puede interferir con nuestro bienestar emocional de diferentes maneras si las reacciones no dan lugar a la reflexión.

Las pequeñas frustraciones e irritaciones tienen mucho poder sobre nosotros porque nos roban la ilusión de tener control sobre las cosas. La otra alternativa es poder ver cada problema como un maestro potencial, por ejemplo, una situación confusa es una oportunidad de practicar la prudencia, las personas difíciles nos brindan oportunidad de demostrar compasión y practicar la tolerancia, pero sin el necesario control emocional es poco probable poder verlo de esta forma.

Hay una tendencia natural humana de invertir mucha cantidad de energía emocional en problemas menores para evitar confrontar aquellos problemas más complejos. La intensidad de nuestra respuesta nos proporciona una sensación transitoria de poder personal que nos ayuda a lidiar con los desafíos que, de otra manera, nos abrumarían. Es solamente cuando dejamos ir las pequeñas cosas que no son realmente importantes que descubrimos que los problemas mayores pueden ser manejables.

En el estrés que se produce un incidente tenso, diferenciar entre un enojo inconsecuente y un desafío legítimo, puede parecer una tarea titánica. Reflexiona si las emociones que sentís hoy serán igualmente vívidas dentro de un año, un día, o incluso una hora. Sin importar cuán centrado estés ahora, cada día trae sus propias circunstancias, por lo tanto las viviremos de acuerdo a su particularidad. Dejar de desperdiciar energía emocional en aquello no vale realmente la pena puede ser la verdadera felicidad y armonía que estas perdiendo por los sentimientos negativos que te invaden. Es difícil escapar a los problemas cotidianos, pero se puede relegar el deseo de querer que todo sea perfecto y ganar paz mental en el proceso.