SOLTARSE DE LAS PEQUEÑAS COSAS
Cuando logramos soltar las preocupaciones por las cosas que no son tan importantes podemos prestarle más atención a lo que realmente sí lo es.
En algunos casos, nuestra respuesta requiere mucha fortaleza porque debemos invertir mucho de nuestros recursos emocionales para superar los inconvenientes. En otros casos, nuestras reacciones son mucho más pasionales de lo necesario. La tensión que se acumula en nuestro cuerpo y nuestra mente, es esperable dentro de un contexto estresante, pero puede interferir con nuestro bienestar emocional de diferentes maneras si las reacciones no dan lugar a la reflexión.
Las pequeñas frustraciones e irritaciones
tienen mucho poder sobre nosotros porque nos roban la ilusión de tener control
sobre las cosas. La otra alternativa es poder ver cada problema como un maestro
potencial, por ejemplo, una situación confusa es una oportunidad de practicar
la prudencia, las personas difíciles nos brindan oportunidad de demostrar
compasión y practicar la tolerancia, pero sin el necesario control emocional es
poco probable poder verlo de esta forma.
Hay una tendencia natural humana de invertir
mucha cantidad de energía emocional en problemas menores para evitar confrontar
aquellos problemas más complejos. La intensidad de nuestra respuesta nos
proporciona una sensación transitoria de poder personal que nos ayuda a lidiar
con los desafíos que, de otra manera, nos abrumarían. Es solamente cuando
dejamos ir las pequeñas cosas que no son realmente importantes que descubrimos
que los problemas mayores pueden ser manejables.
En el estrés que se produce un incidente
tenso, diferenciar entre un enojo inconsecuente y un desafío legítimo, puede
parecer una tarea titánica. Reflexiona si las emociones que sentís hoy serán
igualmente vívidas dentro de un año, un día, o incluso una hora. Sin importar
cuán centrado estés ahora, cada día trae sus propias circunstancias, por lo
tanto las viviremos de acuerdo a su particularidad. Dejar de desperdiciar
energía emocional en aquello no vale realmente la pena puede ser la verdadera
felicidad y armonía que estas perdiendo por los sentimientos negativos que te
invaden. Es difícil escapar a los problemas cotidianos, pero se puede relegar
el deseo de querer que todo sea perfecto y ganar paz mental en el proceso.